lunes, 31 de agosto de 2009

merengue (género musical)

El origen de la palabra Merengue
El origen de la palabra merengue se remonta a la época de la colonia y proviene del vocablo muserengue o tamtan mouringue, nombre que se daba a los bailes entre algunas de las culturas africanas que, traídas desde las costas de Guinea, llegaron a la costa atlántica colombiana y venezolana.
Evolución
El merengue era una danza festiva, para divertirse, por lo que se extendió rápidamente entre las fiestas del pueblo, por lo que el rechazo inicial fue vencido. En 1875 Ulises Espaillat inició otra campaña contra este baile que fracasó estrepitosamente, pues éste ya había cautivado a toda la región de Cibao, considerada hoy cuna del merengue. A principios del siglo XX, músicos cultos y muy populares como Juan Espínola y Julio Alberto Hernández apoyaron la difusión del merengue en los salones de baile.
Su éxito no fue inmediato ya que a pesar de que establecieron la forma musical del merengue, no pudieron conseguir que el merengue penetrara en la alta sociedad y se considerara como una creación del pueblo dominicano. Pero a partir de
1930, el merengue logró difundirse en zonas donde antes era desconocido, en parte gracias al reciente uso de la radio y al gusto del dictador Rafael Leonidas Trujillo por esa forma de baile . A pesar de esto, la alta sociedad dominicana siguió sin aceptarlo hasta que una familia de buena posición solicitó al músico Luis Alberti que compusiera un merengue de letra decente para amenizar una de sus fiestas. A partir de entonces, se diseminó muy rápidamente por todo el país.
Como fueron músicos cultos los que fijaron la forma musical del nuevo merengue, los músicos populares trataron de imitar y seguir este modelo mientras que el hombre de campo continuó tocando el merengue en su forma original. Esto dio origen a dos formas de merengue: el merengue folclórico o tipico, que aún se encuentra en los campos, y el merengue de salón, propio de los centros urbanos. De esta manera, desplazó a algunos otros bailes típicos como la tumba, que requería gran esfuerzo físico y mental, mientras que la coreografía del merengue, en la que el hombre y la mujer no se sueltan nunca era bastante simple, aunque poco a poco fueron desarrollándose diversas figuras para este baile de salón.
Origen musical
El merengue tiene elementos de la contradanza, la mazurca y el vals europeo, cuya influencia se extendió por Haití, Venezuela y las Antillas, donde se acompañaba con instrumentos típicos como el tiple, la bordona, el cuatro, el seis y el doce, más tarde, con la tambora, el güiro, la bandurria y el acordeón. Según algunos, nació como una melodía criolla tras la batalla de Talanquera donde triunfaron los dominicanos.
El merengue procede de una de las partes de una melodía llamada UPA Habanera con origen en África Occidental, que pasó a Puerto Rico y Venezuela, de donde llegó a Santo Domingo a mediados del
siglo XIX, entre 1838 y 1849. Este baile tenía un movimiento llamado merengue que le dio el nombre al baile actual. En 1844 el merengue aún no era popular, pero en 1850 ya se puso de moda y fue bien acogido entre los dominicanos. En la década de 1850 se desencadenó una campaña en contra del merengue, que ya se había ido difundiendo entre las masas populares pero que era rechazado por la clase alta por su vinculación con la música africana y por sus letras picarescas y vulgares.
Introducción
La
Hispaniola, isla que comprende los países de Haití y la República Dominicana ha producido grandes sonidos a través de los siglos. Dentro del ambiente de la música bailable afrocaribeña, el género dominicano del merengue ha jugado un papel muy importante. Como la contradanza y el danzón cubano, el merengue emergió en la zona de Santiago de los Caballeros, en la región conocida como Cibao, como descendiente de una mezcla entre ritmos de África negra y de la "contradanse" europea durante la mitad del siglo XIX y siguió absorbiendo más elementos africanos y criollos. Como baile, el merengue es mucho más sencillo y menos asincopado que sus primos cubanos, consistiendo en una danza de dos pasos. Su historia esta repleta de esfuerzos y penas sociales y políticas, un tema mejor reservado para mayor investigación, pero su desarrollo como género popular es crucial a la evolución de la música afrocaribeña.

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